Am Meer auf der Mole.

Der letzte Abend. Was macht man an einem Urlaubsabend, bevor es wieder zurück geht, in den November, in das kalte, triste Grau? Heute vor vier Jahren war es unser letzter Abend in Mexiko, auf Yucatán. Um genau zu sein, auf der Insel Holbox. Nachdem wir zweieinhalb Wochen kreuz und quer durch Yucatán gefahren waren, Maya-Pyramiden bestiegen, durch Urwald-Naturschutzgebiete wanderten, im Lagunendickicht schwammen (ich), deshalb um mich bangten (er), uns mit Mennoniten in Hopelchen unterhielten und zum Abschluss ein wenig Hippie-Flair auf Holbox genossen.

Wir nahmen zum Sonnenuntergang einen gut gemixten Gin&Tonic, aßen die beste sizilianische Pasta der Welt (ja, ja, ich weiß, aber wir konnten keine Burritos mehr sehen) und gingen in der Dunkelheit am Strand spazieren. Wir kamen an eine kleine Mole, und dem Mann fiel nichts besseres ein als wie ein Teenager das Handy auf laut zu stellen und Maná zu spielen. En el muelle de San Blas.

Ella despidió a su amor.
El partió en un barco en el muelle de San Blas.
El juró que volvería,
Y empapada en llanto ella juró que esperaría…
Miles de lunas pasaron,
Y siempre ella estaba en el muelle,
Esperando…
Muchas tardes se anidaron,
Se anidaron en su pelo
Y en sus labios.

Llevaba el mismo vestido
y por si él volviera no se fuera a equivocar.
Los cangrejos le mordían
Su ropaje, su tristeza y su ilusión…
Y el tiempo se escurrió,
Y sus ojos se le llenaron de amaneceres.
Y del mar se enamoró,
Y su cuerpo se enraizó
En el muelle.

Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola…
En el muelle de San Blas.

Su cabello se blanqueó
Pero ningún barco a su amor le devolvía.
Y en el pueblo le decían,
Le decían la loca del muelle de San Blas.
Y una tarde de abril
La intentaron transladar al manicomio;
Nadie la pudo arrancar,
Y del mar nunca jamás la separaron.

Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola…
En el muelle de San Blas.

Sola en el olvido.
Sola con su espíritu.
Sola con su amor el mar.

Sola,
Sola en el olvido.
Sola,
Sola con su espíritu.
Sola,
Sola con su amor el mar.
Sola…
En el muelle de San Blas.

Se quedó…
Se quedó…
Sola, sola.

Se quedó…
Se quedó…
Con el sol y con el mar.

Se quedó ahí,
Se quedó hasta el fin.
Se quedó ahí,
Se quedó en el muelle de San Blas.

Sola, sola, sola.

Wir tanzten zusammen darauf, ein wenig ungeschickt, denn vor einigen Tagen hatte der Mann am rechten Bein eine Muskelzerrung entdeckt, wie er sagte. Dass es wieder ein Tumor sein würde, hat er wohl gewusst.

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Wenn ich gewusst hätte, was die folgenden Jahre bringen würden, wer weiß, ob ich nicht einfach auf der Mole geblieben wäre. Versteinert, auf das Meer blickend und darauf wartend, dass der Liebste unverändert und wie unversehrt zurückkehrt. So webt sich nur die Erinnerung in mein Haar, weiß wird es, immer mehr, und ich sehe in Gedanken aufs Meer hinaus und warte, warte, warte.

Dass heute Totensonntag ist muss Ironie des Schicksals sein.

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